Y quizás era esto lo que me faltaba... que nada pasa por casualidad. Que las canciones no bastaban, las palabras se hacian chicas y habia que botarlas en algun lado.
Botar el alma y mostrar lo malo... ¿O era al revés? Ya no lo recuerdo. El insomnio me hace pensar en ti y trato de dormir, pero no puedo.
"¿Cuántas ovejas son necesarias para que salgas de mi cabeza? Ni las 500, porque estás en mi corazón." ¡La puedo mandar a un concurso de piropos!. No, esto no va conmigo. Mejor me dedico a volar/imaginar proyectarme/inventarme:
Y aquí voy, en mis proyectos a punto de consolidarse. Y aquí estoy, ya no soy un niño esperando el almuerzo para irme al colegio. Y aquí doy, doy mis ansias y mis ganas, mis esperanzas y anhelos.
Que siempre he soñado, lo se, pero es parte de mi "ser pescadito" supongo. Sin dejar de agradecer al buen Dios por todo lo que me da. Mi Familia, Mis amigos, Mis ideales y Mi Ser.
¿Un cuento?
Era un pez, chiquito, sin más que su vida frágil. Nadaba y veía reflejos del mar, que se entrelazaban con los rayos de sol que poco alcanzaban el fondo marino. Mientras crecía su vida no fue para nada fácil, recorrió casi todo un continente para mudarse con su camada. Era tan chiquito y distinto que sus amigos le hacían burlas. La vida completa del pequeño pez es aún incierta. (¿De lo terrible? ¿De lo misteriosa?) No lo se. Lo que si se, es que, cada cosa que ese pez fue viviendo lo fueron fortaleciendo y si por fuera demostraba ser un pez débil y sin fuerzas, por dentro era el pez más vigoroso y valiente que jamás hayan visto ojos sub-marinos. Su cambio fue un poco brusco, llegó a un sector de aguas cálidas y los peces vecinos eran diferentes a los del ártico. A veces tímido y sin aliento, recordaba esos días en el ártico, sin embargo, de naturaleza y origen antártico nuestro amigo pez se fue adaptando a las aguas cálidas Australes. Para que mentir y no decir que hubo peces que se esmeraron por complicarle la vida a nuestro pececito, pero claro está nuestro pez siguió firme en su camino. ¿Les cuento algo? Este pez era tan fuerte de carácter, y tenia sus ideas bien arraigadas. Creía en Dios. Y eso si que se notaba a 20.000 leguas de viaje sub-marino: Su Fe. Un día el pececito iba nadando como siempre, feliz y agradecido. De repente ve una voz, escucha una mirada y siente unas aletitas. Unas que poco a poco van calando hondo en su corazón.
El pececito no quería abrir sus ojos, porque tenía miedo. ¿Y si me ataca? - pensaba - ¿No será como los demás peces malos? - Se preguntaba, mientras mantenía su postura firme, orgullosa y terca. Quizás es uno de esos buzos gemelos que andan tratando de capturarme para tenerme como reliquia - pensaba asustado.
El tiempo se detuvo, sintió dentro suyo la necesidad de explorar y descubrir, de que esas aletitas que habían tomado sus aletas NO era otra de las tantas cosas malas que le había tocado vivir.
Siempre con los ojos cerrados se atrevió a dejarlas actuar. De pronto esas aletas misteriosas, llevaron al pez a un mundo de colores y de imaginación, de utopías que pueden ser verdad. De sueños, de esperanzas, de invitaciones a ser, a dejar de dudar. A sentir después de un largo tiempo a oscuras. A recordar y vivir presente y futuro. "¿Y como saber quien es el que me invita a todo esto?" Se preguntó inquieto.
Poco a poco empezó a abrir un ojo, mientras que el ser misterioso no dejaba de sorprenderlo, no dejaba de sacarlo de la rutina, siempre atento, siempre empático, siempre sutil y respetuoso. El ser misterioso trataba siempre de sacarle alguna sonrisa, con algún gesto, con alguna mirada. Con las aletitas tomadas para que no se cayera ni se dañara.
Nuestro pequeño pez terminó de abrir los dos ojos y cual no fue su sorpresa, al tener frente suyo a otro pez, otro pececito pequeño de las mismas características. Con una historia similar, pero sin caer en lo repetitivo y aburrido.
Pez a Pez, se miraron, se identificaron. Nuestro amigo pregunta: ¿Qué quieres? y el otro pez le contesta: "Ser yo el que te acompañe. Quiero tomar tus aletitas y mostrarte mi mundo, que seamos cuentos compartidos, compartir tus penas, tus risas, (tu risa), mi música, cantarte, encantarte y enamorarte de la vida, de tu vida y de mi vida. ¿Puedo tomar tus aletitas?"
A nuestro amigo pez le cae una lagrima que se funde con el mar...




3 acordes, agrega uno más:
Compartir. A veces buscamos sólo eso. Pero no se cree, o no se entiende. Y se hace difícil.
Buena cosa leerlo de nuevo, don pez. Paciencia y algo pasará.
solo vuela y aprovecha septiembre
sabes que una pequeña literaria
te apoyara en lo que sea sr pez :B
:)
Publicar un comentario